El Proyecto EIDER como respuesta al reto demográfico





La respuesta de FECOMA al reto demográfico, y a la apuesta de las administraciones por buscar una solución a la despoblación de los municipios rurales, es el Proyecto EIDER, Educación para Impulsar el Desarrollo Rural. Desgranar este proyecto, y buscar sinergias para lograr implementarlo en la sociedad española, fue el argumento principal del último Faro de la Economía Social previo a las vacaciones de verano, que se celebró en la Casa Encendida de Madrid.

«Nos concentramos en un 15% de territorio, cuando la verdadera calidad de vida está en el otro 85%», reflexionó José Vidal García, director gerente de FECOMA, en el inicio del debate.

El Proyecto EIDER propone, a través de la recuperación de la escuela rural en municipios pequeños o donde los colegios han desaparecido, y de la mano de le Economía Social, desarrollar otros proyectos paralelos en ámbitos como el de la vivienda, el agroalimentario o el sociosanitario que activen el desarrollo económico y social de los territorios despoblados.

En este sentido, José Vidal García puso el dedo en la llaga. «Uno de los grandes problemas del medio rural es que no hay vivienda. Hay poco suelo, la vivienda construida es muy cara y aún más lo es construir en los pueblos. Las administraciones deben actuar, favoreciendo políticas de suelo. Y son las cooperativas las que pueden construir viviendas a precios asequibles», señaló.

El proyecto EIDER, que FECOMA lleva años madurando, se ha presentado al PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) de la Economía Social para impulsar su ejecución. El proyecto se iniciaría con un programa piloto en 18 municipios de 3 comunidades autónomas y crecería en cursos sucesivos con la incorporación de más municipios, más docentes y más familias, mediante cooperativas educativas que gestionen las aulas, con un modelo educativo innovador de alto valor y con proyectos de impacto en la comunidad rural.

FECOMA tiene como socios en este proyecto a La Unión Española de Cooperativas de Enseñanza (UECoE), y a la Unión de Cooperativas Agroalimentarias de España, y como colaboradores a la Editorial Vicens Vives, a la Cátedra de Cooperativismo y Economía Social de la  Universidad Complutense de Madrid y a la Universidad Mondragón.

Carlos de la Higuera, presidente de FECOMA, docente y director general de la cooperativa Gredos San Diego hasta 2014, cooperativa referente en educación en España, y alma mater del EIDER, participó también en el Faro. «Tenemos un problema geográfico, que se agrava con el cambio climático. La concentración de población en las ciudades coexiste con amplias zonas despobladas», señaló. Y, según el presidente de FECOMA, la solución comienza por la educación concebida, en el medio rural, «con un sentido innovador, de interés por la comunidad, que trate de transformar la realidad y mejorar la situación».  

El presidente de FECOMA recordó que la Economía Social puede aportar a la España despoblada el desarrollo de comunidades de aprendizaje, de cooperativas educativas, o de cooperativas de trabajo asociado, y, en definitiva, gente joven vinculada al territorio. «Si se empieza por las personas, por la educación, se sientan las bases de la creación de capital humano. Apostar por la escuela rural es trabajar a favor del desarrollo rural«, afirmó.

Concepción Castarlenas, gerente de UECoE, opinó que la Escuela Rural es, tradicionalmente, un vivero de innovaciones pedagógicas, pero que, a su juicio, el proyecto sólo tiene futuro con el apoyo de las administraciones y con el compromiso ético y social del profesorado. En este sentido, también destacó el papel que puede jugar la Economía Social para organizar la prestación del servicio público de la Educación en un contexto con tantas dificultades como el medio rural.  Y, «aunque el reto les corresponde a las administraciones», insistió, no solo es su responsabilidad, puesto que «la educación en el medio rural se convierte en un proyecto compartido por la comunidad local».

La gerente de UECoE afirmó que el modelo cooperativo en la escuela rural tiene un cumulo de beneficios, como la creación de aulas con un ratio de alumnos bajo, el enriquecimiento del proceso de aprendizaje con niños de diferentes edades, que colaboran entre sí y se solidarizan, la potenciación de metodologías activas de enseñanza, el aprendizaje basado en proyectos, el juego y la experiencia, los horarios flexibles o las aulas abiertas a la participación de las familias u otros agentes del municipio. Pero, quizá la gran ventaja del modelo cooperativo frente al público, es la aportación de personas convencidas del modelo que están dispuestas a vincularse e involucrarse emocional y económicamente en el municipio, y no están esperando un traslado inmediato al medio urbano.

Tomás Rojas, director financiero de Cooperativas Agroalimentarias de España, igualmente entidad colaboradora del Proyecto EIDER, aportó el conocimiento del mundo rural, y por lo tanto de la España despoblada, de su familia cooperativa en el Faro de junio.

«Después de tres años convulsos, con una pandemia y la consecuente bajada de la demanda, de una recuperación abrupta que no se pudo abastecer hasta pasados unos meses, de la Guerra de Ucrania y el encarecimiento de carburantes y de la energía que ha traído consigo, y ahora, de la grave sequía, el principal problema del campo español no es ninguno de estos. Es el del relevo generacional. En la actualidad, no llega a un 5% el porcentaje de agricultores menores de 30 años. Y si bien es cierto que las cooperativas agrarias pueden ofrecer estabilidad económica a nuevos pobladores jóvenes del medio rural, si en los pueblos no hay escuela, un pediatra, farmacia u ocio, les estamos invitando a irse», afirmó, poniendo, con ello, de manifiesto la necesidad de potenciar la escuela rural en el campo español.

Por otra parte, Rojas abogó por «no depender de la administración» poniendo en valor proyectos como EIDER, que parten del sector privado, en este caso de la Economía Social. «La administración, que nos acompañe, pero no conviene dejarle la responsabilidad, porque nos va a defraudar, seguro».

En la actualidad, desde la Federación de Cooperativas y de la Economía Social de Madrid se está divulgando el proyecto EIDER y trabajando en la identificación de municipios e instituciones interesadas en desarrollar esta propuesta y en la atracción de docentes que deseen crear una cooperativa educativa que gestionen las aulas de dichos municipios.

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