Smartick, el método online con más de una década de experiencia en el aprendizaje de matemáticas y de lectura, lanza Smartick Thinking, un nuevo programa inédito en la formación en España que inicia a los niños en las grandes cuestiones de la filosofía, como la búsqueda de la verdad, la reflexión sobre lo que es una buena razón o la construcción de buenos argumentos, con lógica y detectando las falacias. Además, a los que se acercan a los 14 años, les inician en el pensamiento de grandes figuras de la filosofía, como Sócrates, Ortega y Gasset o Nietzsche. El programa, diseñado por filósofos, matemáticos, psicólogos y maestros, educa el pensamiento crítico de los niños, clave para todas las asignaturas y, sobre todo, para la vida. «Hacerse preguntas, buscar buenos argumentos, saber detectar falacias es algo que también lleva a niños más motivados por aprender más, más creativos y menos manipulables», explica Javier Arroyo, cofundador de Smartick.
Con Smartick Thinking, los niños «filosofan» respondiendo a preguntas de un pequeño robot, Socratick, llegado del planeta de Filotick, muy interesado en saber cómo razonamos los humanos y con el que los niños dialogan sobre asuntos como la amistad, la mentira, qué es el interés, los medios y los fines, temas que han ocupado a los filósofos desde los clásicos. Para el contenido de las conversaciones, Smartick ha embarcado en el proyecto a ensayistas y filósofos como Begoña Ibarrola, David Cerdá, Laura Cuesta y Liliana Acosta. Con ellos, se abordan temas más relacionados con la inteligencia emocional, con la ética de la valentía o el uso educativo de las pantallas.
«Con la eclosión de la inteligencia artificial, un diferencial claro de las personas va a ser su capacidad de razonar con lógica, de tener argumentos sólidos, de saber pensar de manera creativa y no por imitación», explica Arroyo, que cita una entrevista con el CEO de Nvidia, Jansen Huang, en la que dice que su gran ventaja es precisamente saber analizar un proceso viendo cómo se ha razonado. «Cuando me piden ayuda para algún proyecto, enseño a razonar a la gente todo el tiempo», decía el CEO de la compañía más exitosa del momento en una revista de Stanford. «Queremos enseñar a los niños a embarcarse en el proyecto de que entiendan por qué piensan como lo hacen. Cómo se buscan buenas razones, la manera de detectar falacias y que fortalezcan su pensamiento lógico», añade Arroyo. Por lo que explica Huang, desde hace años no es extraño que las empresas tecnológicas fichen a filósofos.
Thinking entrena las habilidades que conforman el pensamiento crítico de niños de 7 a 14 años. Con Smartick Thinking los niños aprenden, de una manera entretenida, a razonar con argumentos sólidos, a saber detectar falacias y sesgos, a distinguir información relevante de la que no lo es para resolución de problemas y, en definitiva, los prepara para tener criterio propio y que sean menos manipulables. Al igual que los otros programas de Smartick, en Thinking el contenido se va adaptando a las respuestas de cada niño en sesiones online de 15 minutos al día.
«En un contexto de preocupación por la influencia de las redes sociales y las fake news, el equipo pensó que sería de mucha utilidad entrenar a los niños para que fueran menos manipulables y más inmunes a la presión del grupo, en un entorno seguro y sin distracciones», concluye Arroyo.
En el programa, los niños se ponen en la piel de detectives, periodistas, magos y caballeros medievales para resolver problemas, detectar fuentes fiables, encontrar información relevante y descartar la que no lo es. Se consigue que se pongan en situación para saber reconocer los buenos argumentos, que reflexionen antes de actuar e incluso sean conscientes de cómo toman decisiones.
«Un pensamiento crítico robusto repercute en muchas otras habilidades, estimula un escepticismo sano y motiva a los niños a profundizar más en los temas y aprender. Diferenciar entre hechos y opiniones es clave. Con los dilemas, se les pone en situaciones concretas, para aprender de una forma práctica y útil. Además, pensar antes de actuar y aprender a argumentar con buenas razones son habilidades cruciales para muchos trabajos», explica Javier Arroyo, cofundador de Smartick. «Se les enseña a llegar a conclusiones con evidencias correctas y que sean capaces de tener un criterio propio y no se limiten a repetir lo que otros han pensado por ellos», añade. «Como mantiene Séneca, se trata de vivir acorde con la razón y no por imitación de otros».
Smartick Thinking surge de una reflexión interna del equipo al comprobar, con la experiencia de miles de alumnos que han aprendido con el método Smartick durante una década, que hay niños del programa de matemáticas con dificultades para discriminar la información relevante de la que no lo es o comprender exactamente qué se les pregunta en el enunciado de un problema.
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